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A modo de introducción, podemos decir que se debe procurar que las enseñanzas de evangelización formen parte fundamental del discipulado, debido a que ayudara al crecimiento, fortalecimiento espiritual y académico de potenciales discípulos de Jesucristo, para la realización de una labor eficaz en la obra de Dios, por ello veamos algunos beneficios.
1. Ayuda a mantener el evangelio en el centro de nuestras vidas e iglesias. El evangelio crea a la iglesia (Col. 1:5, 6), es su mensaje principal (1 Co. 15:1-3) y potencia nuestro crecimiento en Cristo (Fil. 1:6). Por tanto, deberíamos hacer todo lo que podamos para mantenerlo en el centro. Sabemos que el mundo, nuestra carne y el diablo harán todo lo que puedan para moverlo fuera de la vista. Podemos decir entonces que la evangelización nos ayuda a mantener el mensaje del evangelio como el motor nuestra vida, el cual nos ayuda en nuestro crecimiento en Jesucristo.
2. Ayuda a tener un entendimiento más profundo de las verdades fundamentales de las Escrituras. Las conversaciones acerca del evangelio con los no cristianos nos obligan a tener un mejor manejo de las verdades centrales y fundamentales de la Palabra de Dios. Asuntos como el carácter de Dios, su santidad e ira, la creación a la imagen de Dios, el pecado, la gracia, la cruz de Cristo y el juicio, toman el centro de atención. Tenemos que pensar acerca de cómo explicar estos conceptos a diferentes personas en distintas circunstancias. Y así aprendemos mejor cómo estas verdades enlazan todas las Escrituras como una unidad, desde Génesis hasta Apocalipsis.
3. Hace crecer nuestro amor por Dios y por el prójimo. Todas las personas son llamadas a amar con todo el corazón a Dios y a la gente (Mr. 12:28-31). Compartir nuestra fe porque amamos a Dios y a la gente aviva aún más el fuego de este amor. Nunca he visto una evangelización apropiadamente motivada que tuviera el efecto contrario. Si no has llevado a nadie a Cristo, solamente puedo describirte el gozo de ver el poder transformador del evangelio obrando en una persona.
4. Responde preguntas inesperadas y a objeciones de no cristianos, las cuales pueden aumentar nuestra fe. He vivido en Oriente Medio por casi diez años, y mis interacciones con los musulmanes y otros no cristianos han fortalecido consistentemente mi fe, al buscar a Dios para dar respuestas sabias a sus preguntas. En los comedores cercanos a las oficinas de nuestra empresa he pasado muchas tardes hablando con musulmanes. A menudo, nuestras conversaciones se han centrado en asuntos de la fe, y he tenido la oportunidad de explicar lo que los cristianos realmente creen. No siempre puedo responder a sus preguntas inmediatamente pero cuando he buscado a Dios y a su Palabra para obtener respuestas, mi fe siempre ha sido fortalecida. Compartir mi fe me coloca en una posición para escuchar objeciones y encontrar respuestas a preguntas que nunca hubiera preguntado por mí mismo.

5. Nos protege de asumir erróneamente que los que están a nuestro alrededor son salvos. Las personas no regeneradas no pueden ser discipuladas en ningún sentido bíblico. Ni crecen ni pueden crecer en piedad (Ro. 8:5-8). Un gran peligro para la iglesia actual es asumir la salvación de las personas que simplemente se etiquetan como cristianas o que están implicadas en actividades de la iglesia. No ser cuidadosos con aquellos que consideramos nacidos de nuevo normalmente tiene sus raíces en un entendimiento no bíblico de la conversión. A veces, el temor a los hombres nos disuade de tomar el riesgo de ofender a un creyente profesante al sugerir que probablemente no esté confiando en Cristo después de todo.
6. Incrementa las posibilidades de ser perseguido por el evangelio, lo cual nos lleva al crecimiento. ¡Hay una razón por la que no empecé con este beneficio! Considera Romanos 5:3-5: “Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”. Si bien no deberíamos buscar sufrir por el mero hecho de sufrir, deberíamos estar preparados para abrazar el sufrimiento a causa del evangelio (2 Ti. 1:8; Ro. 8:17).
Queremos concluir diciendo, que, si nosotros como Ministros de Jesucristo mostramos pasión por compartir nuestra fe, la congregación aprenderá a tener pasión por compartir su fe. Solo así crecerán como genuinos discípulos de Jesucristo, asegurémonos de ser un modelo y enseñarles todo lo que Jesús mandó e incluyamos el gran gozo y la bendición de llevar una vida de evangelización.

Por el Evangelista; Milton M. Mendo Muñoz

Contactos al 982 551 777 – 01 491 6612

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