Vansen Wong, un ex ateo y ex abortista, solía pensar que no había nada malo con el aborto. Luego cambió su apreciación cuando aceptó a Cristo en su vida.
Antes el médico pensaba que estaba ayudando a las mujeres, en particular las que habían sido víctimas de violación o cuya vida fue puesta en peligro por el embarazo. Al mismo tiempo, estaba haciendo más dinero con la práctica.
Pero Wong comenzó a cambiar de opinión después de que descubrió que cada vez más mujeres quedaban embarazadas por razones inconcebibles. Por ejemplo, Wong contó la historia de una mujer embarazada que decidió interrumpirlo, simplemente porque ella tenía un viaje programado a Europa.
Él empezó a sentirse cansado de participar en este mercado abortista, y más tarde se dio cuenta del mal que estaba haciendo.
Ahora, él se culpa por la muerte de cientos de bebés no nacidos. Sintiéndose culpable, el médico buscó una iglesia en la que finalmente entendió y recibió el amor y el perdón de Dios. “Creo que Dios me estaba diciendo que el aborto estaba mal”, dijo Wong. “Penetró en mi corazón: la percepción de que cada persona es creada a imagen de Dios”.
Él entonces renunció a la carrera abortista y buscó un grupo de asesoramiento posterior al aborto. Ahora trabaja como director médico del Centro de Alternativas para el Embarazo en Sacramento, California (EE.UU.).
Cada vez que ve una oportunidad, le dice a la gente que el aborto es “agresivo”, y “no tiene que caber tal práctica en cualquier sociedad civilizada”. Él dijo que mantiene la esperanza de que la futura generación puede ayudar a reducir la práctica del aborto.

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